La procastinación infinita (el cajoneo)
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Significa posponer para siempre. Suele ocurrir, por ejemplo, si uno lleva una nota a su jefe, ya sea para pedir aumento de sueldo, o una idea nueva, u otra cosa, y este la pone en un cajón sin pensar en volver a verla. La deja allí indefinidamente ya sea porque no le gustó, o cualquier otro motivo, no le da curso, pero no lo dice por no quedar mal o por no discutir. Es un invento argentino, que no causa problemas al cajoneador y no es delito. La emplean mucho los políticos Es un elemento de poder que permite denegar sin ningún trámite en cualquier etapa de la marcha del expediente. El sistema jerárquico en las organizaciones privadas o públicas no ofrece alternativas. Hay que avanzar con los pedidos siempre al inmediato superior.
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El que origina el pedido no tiene mecanismos de defensa a esta actitud, porque en general no estaría permitido el “per saltum” y esto origina una serie de comportamientos alternativos como el rumor, el anónimo, y los comentarios informales carentes de efectividad. ¿Ese cajoneo es negativo para las organizaciones?. Algunas han intentado sistematizar la iniciativa de su gente pero eso significa un esfuerzo enorme y, para que de resultados, debe hacerse muy bien con altos costos. Pero por suerte la moderna tecnología informática promete un tratamiento mucho más racional. Para que la participación sea posible, le sistema necesita organizarla muy bien, estudiar buenos mecanismos y procedimientos. Hoy está Internet y la programación (¿distribuida?) que es la herramienta disponible en las redes Intranet de las empresas. Tal programación es complicada y supongo que ya se hacen sistemas, los que deben estar en continuo perfeccionamiento.
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Existe otra forma de cajoneo muchas veces infinito, más sutil, más intelectual y es el que se hace no contestando a las preguntas. Es muy natural que exista pues las preguntas siempre superan en número a las respuestas, y a su vez suelen generar nuevas preguntas en un abanico que nunca termina. Siendo el diálogo la base del conocimiento, puede ser interesante analizar el cajoneo de las respuestas difíciles. Veamos: 1)se cajonean respuestas cundo no se las quieren dar, 2)o cuando son comprometidas, 3) o cuando se tienen muchas dudas, 4)también cuando no se sabe la repuesta. Las personas tienen diversas actitudes ante las preguntas: a)Existen los que responden muy directo, b)los que dan muchas vueltas y hay que interpretarlos, c)los que siempre responden, con o sin conocimientos suficientes, d)los que responden con otra pregunta, e)los muy cautos se cuidan en sus respuestas, y toda una combinación de actitudes que dependen del interlocutor y de la naturaleza de la pregunta.
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Tomemos el caso de la no contestación (procastinación infinita). El que dice “no se” y no sabe, no pospone. Pero puede ser que sepa y no desee contestar. Cuando uno tiene la palabra siempre algo dice, y en este caso es común el circunloquio para desviar la atención. Pocos se arriesgan con la mentira absoluta cuando es significativa. Entonces se ve sometido a una serie de otras preguntas que debe seguir cubriendo con otras mentiras para formar un todo compatible, lo que es muy difícil. El manejo de la mentira es común en la justicia, que la facilita con el “derecho a no declarar en contra de uno mismo” La no contestación se usa mucho en política o en muchas entrevistas y reportajes que se hacen en la radio o TV. Pocas veces las repuestas comienzan con un SI o con un NO y es probable que finalmente se quede uno sin saber si la respuesta fue afirmativa o negativa.
.El cajoneo de respuestas es facilitado en las relaciones virtuales por Internet y se da de diferentes maneras. Una es hacerse el distraído, como si se interpreta mal la pregunta, otra es leer la pregunta que uno quisiera que le hagan, en lugar de la que le hicieron. Una tercera forma es contestar otras preguntas o una parte, omitiendo la que uno no desea contestar. O puede emitirse un juicio discutible que distraiga la atención, o plantear otra pregunta. Hay mil maneras de cajonear respuestas. En definitiva, el camino de la verdad no es una línea recta, tiene muchos vericuetos, y es importante descubrirlos y estar atentos cuando uno quiere seguirlo. Jamás aconsejaría a nadie abandonar ese camino por complicado que sea, pero sí diría la enorme importancia de atar cabos sueltos, imaginar todo tipo de posibilidades para hacernos una imagen que nunca puede ser del todo definitiva. Para salir del cajoneo de respuestas se requiere mucha paciencia y trabajo. Horacio Aldo Cingolani, conserje@hotmail.com
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